En busca de la palabra exacta

5.3.10

Qué apariencia la tuya.
Tan ausente en los zaguanes,
tan confusa en el regazo de la noche.

Qué indiscreta, qué falaz, qué imprudente,
qué condena es hallarte desnuda entre los labios
que mueves con inquina voluntad.

No poder negarte, como se niegan
los nones del deshojo.

Qué impaciencia es no encontrarte
en las declaraciones de amor y de intenciones.
Saber que nunca has sido dicha y cien veces pensada
te intentaron.

Qué maldito monopolio del acento
cuando quisiera dejarte inadvertida.

Sinonimar tus ansias
antonimar tu angustia
esdrujular los ojos,
diccionariarte.

Atonar las tónicas en el antojo,
silabear la vida.

0 comentarios: