Podrán faltarme tus ojos de escarcha.
Podrán faltarme el agua y los lamentos.
Podrán faltarme el cielo, el sol y el oro.
Mientras te tenga a ti, no estaré muerto.
Podré sentir tu ausencia de mañana.
Podrán tus manos no ser más que un cuento.
Podrá faltarme el sol, podrá faltarme,
que si te tengo a ti no estaré muerto.
Podré obtener la cima de las nubes
o navegar sediento hasta el infierno.
Podré ser exiliado de tu alcoba.
Mientras te busque a ti, no estaré muerto.
Podré ahuyentar murciélagos de arena,
recolectar columnas en el tiempo,
desdibujar procaz cientos de mundos
para encontrarte a ti y no estar muerto.
Podrán quitarme estrellas y planetas.
Podrán negarme el bronce de estos versos.
Podrán aniquilarte de mis noches
que yo te tendré a ti y no habré muerto.
Podré ser cantautor de tus miradas.
y soñador falaz de cementerios.
Podré entregarte escamas de dragones
cuando te tenga a ti y no esté muerto.
Podré habitarte aguda en embestidas.
Podrán tus muslos abrasar mi pecho.
Podré aplacar tus ansias de pecado.
Así te tendré a ti. Nunca habré muerto.
Podré ver en tu lengua el paraíso
y hallar
Podrá faltarme el mar, podrá faltarme,
que si te tengo a ti no estaré muerto.
Podrá tu aroma ser una reliquia
y tus caderas retornar al viento.
Podrá, quizás, tu voz ser telaraña.
Pero te tengo a ti y no estoy muerto.
Podré olvidarte siempre, hasta la noche
donde tu boca es fruto de un recuerdo.
Podré habitar tus páramos de angustia.
Podré tenerte a ti. No estaré muerto.
2 comentarios:
¡Genial!
Es un poco quevediano (me refiero al Quevedo de los poemas de amor, más romántico)
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